Pero ¿entiendes lo que lees?

La Biblia es un libro especial que no se puede entender fácilmente sin una explicación adecuada y, sobre todo, sin la luz que solamente proviene del Señor. A continuación presentamos por qué ambas cosas son necesarias.

1. Tener la guía adecuada

La necesidad de tener una guía adecuada, una que sea confiable, fidedigna y verdadera, se confirma en el caso del eunuco etíope en Hechos 8. A pesar de tener una educación avanzada y habilidades como alto oficial de la reina de los etíopes, no podía entender el significado de Isaías 53. Mientras leía, un discípulo llamado Felipe, guiado por el Espíritu, se acercó a él y le preguntó: 

Pero ¿entiendes lo que lees? (Hch. 8:30b).

La respuesta del eunuco es muy significativa: “¿Y cómo podré, si alguno no me guía?” (v. 31). Entonces Felipe le explicó las Escrituras anunciándole a Jesús como evangelio. Este relato nos muestra que, aunque es importante leer la Biblia de manera consecutiva, con frecuencia nos encontramos con porciones difíciles de entender y nos percatamos de nuestra necesidad de ayuda para poder entenderlas. Por ejemplo, libros como Apocalipsis, Levítico o Cantar de Cantares, profecías como las setenta semanas en el libro de Daniel, verdades profundas como la Trinidad Divina, o la Nueva Jerusalén como la conclusión de la revelación divina; sin duda, necesitan una explicación.

La Biblia es como una mina llena de riquezas. Lo más importante en una mina es producir una abertura, una entrada, para que los excavadores puedan tener acceso a las riquezas que están en su interior. Muchos queridos hermanos que vivieron antes que nosotros amaron Su palabra  y laboraron diligentemente para dejarnos una abertura y una guía, a fin de que entremos a la mina. La guía apropiada no reemplaza la Biblia, sino que nos da acceso y nos introduce en ella. 

Hay un segundo ejemplo que muestra la necesidad de tener una explicación apropiada que abra las Escrituras: es el caso de los dos discípulos que iban camino a Emaús (Lc. 24:13-32). Aunque ellos conocían los libros de Moisés, los Salmos y los Profetas, no pudieron ver a Cristo en ellos. Necesitaban que las Escrituras les fueran abiertas. Por eso, el Señor Jesús les explicó “claramente en todas las Escrituras lo referente a Él” (v. 27). Cuando Jesús se les desapareció, “se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (v. 32). Aquella explicación clara que el Señor les dio de las Escrituras fue la abertura que los discípulos necesitaban. Ahora tenían acceso a algo que anteriormente estaba cerrado a ellos.

2. Recibir la iluminación del Señor

Esa misma noche, los dos discípulos experimentaron el segundo aspecto imprescindible para poder entender las Escrituras: recibieron luz directa de parte del Señor. Después de regresar a Jerusalén para contar estas cosas a los otros discípulos, el Señor Jesús se apareció en medio de ellos y la Biblia afirma: 

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; (Lc. 24:45). 

Esto indica que, a fin de entender la Biblia, necesitamos que el Señor abra nuestro entendimiento, es decir, que la luz que recibimos en nuestro espíritu se extienda y alcance nuestra mente y la ilumine. Por esta razón, el apóstol Pablo oraba para que recibiéramos espíritu de sabiduría y de revelación (Ef. 1:17). ¿Con qué fin? "Para que, alumbrados los ojos de vuestro corazón, sepáis…" (v. 18). Es decir, que nuestro corazón —que incluye nuestra mente— pueda ser alumbrado y obtenga un entendimiento claro de las cosas espirituales.

Es posible tener la mejor explicación de la Biblia y aun así carecer de luz. Estamos a favor de utilizar los recursos que nos ayudan a escudriñar las Escrituras los cuales son conforme a la sana enseñanza (Tit. 1:9), sin embargo, mientras entramos y descubrimos las riquezas contenidas en esta gran mina, abrimos nuestro ser al Señor para ser iluminados por Él.  De esta manera, no sólo buscamos aprender nuevos términos o enseñanzas que otros vieron, sino recibir luz directamente del Señor.  

Somos personas muy bendecidas por vivir en este tiempo en el que hay tanta ayuda disponible, no obstante, nuestra confianza no está puesta en ninguna exposición bíblica, por lo que oramos al Señor diciendo, “Señor Jesús, aunque estamos muy agradecidos por toda la guía que está a nuestro alcance, te decimos que sin Ti no podemos ver la luz. Necesitamos que nos ilumines. La luz no proviene de nuestro estudio o análisis sino que proviene solamente de Ti”. 

La abertura de Tus palabras ilumina, / impartiendo entendimiento a los sencillos (Sal. 119:130).

Otros recursos


Santa Biblia Versión Recobro

Aplicación para dispositivos móviles. 

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La Biblia no es sólo un libro de doctrinas y mandamientos. Necesitamos tener un contacto vivo con la Palabra, encender el Espíritu en ella y así obtener el fuego divino. 
 

 

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