Invocar el nombre del Señor para ser rescatados de la preocupación y de la angustia

Invocar el nombre del Señor para ser rescatados de la preocupación y de la angustia

En situaciones problemáticas o angustiosas, a menudo nos sentimos perplejos o no sabemos cómo responder. En esos momentos muchos recurren a la oración, pero ¿qué oramos y cómo lo hacemos? Una forma especialmente sencilla y provechosa es invocar el nombre del Señor, tal y como se indica en la Biblia (Ro. 10:13). Invocar es un tipo especial de oración; no es una mera petición o comunicación, sino un ejercicio de respiración espiritual que nos hace estar vivientes y que mantiene nuestra fuerza espiritual.

“Invoqué Tu nombre, oh Jehová, desde la fosa más profunda. Has oído mi voz; no escondas Tu oído a mi respiro, a mi clamor” (Lm. 3:55-56).

En los versículos anteriores, Jeremías dice que invocar al Señor (Jehová) es clamar a Él y respirar el aire espiritual. Invocar el nombre del Señor de esta manera nos rescata interiormente de nuestras preocupaciones y angustias.

En el Salmo 118:5 el salmista testifica: “en mi angustia invoqué a Jehová; Jehová me respondió y me puso en un lugar ancho y libre”. Asimismo, en el Salmo 50:15 leemos: “Invócame en el día de la angustia: Yo te libraré, y tú me glorificarás”. Estos versículos hacen incapié en el invocar como una forma de ser liberados de las preocupaciones y la angustia.

“También invocamos al Señor para ser rescatados de la angustia (Sal. 18:6; 118:5), de la tribulación (Sal. 50:15; 86:7; 81:7) y de la tristeza y el dolor (Sal. 116:3-4). Los que han argumentado en contra de la práctica de invocar el nombre del Señor, se han hallado ellos mismos invocándole mientras pasaban por ciertos problemas o enfermedades. Si estamos exentos de problemas, quizás podamos argumentar en contra de invocar el nombre del Señor; pero siempre que hayan tribulaciones, no necesitaremos que nadie nos diga que le invoquemos, ya que invocaremos espontáneamente”.

Elementos básicos de la vida cristiana, tomo 1, pág. 32*

La práctica de invocar el nombre del Señor no es nueva. La encontramos a lo largo de la Biblia (Gn. 4:26, Gn. 12:8, Hch. 22:16, 2 Ti. 2:22). Pero esta práctica se ha perdido con el paso de los siglos e incluso es mal entendida por algunos. En el libro de los Hechos, era tan común entre los primeros cristianos que podían ser fácilmente identificados por la práctica de invocar el nombre del Señor (Hch. 9:14, 21). Ya sea que estemos pasando por tiempos de angustia o no, podemos practicar invocar el nombre del Señor en toda situación y en todo lugar (1 Co. 1:2).

Hechos 2:21 dice: “Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”.

Si quieres ser salvo ahora mismo, invoca el nombre del Señor Jesús y dile:

“¡Oh, Señor Jesús! ¡Oh, Señor Jesús! ¡Oh, Señor Jesús! Gracias por hacer que sea tan sencillo para mí invocar Tu nombre. Gracias por escuchar mi voz. Ven y sálvame. Me abro a Ti. Invoco Tu nombre, Señor Jesús. Te amo”.

Además, en Romanos 10:12 vemos que Jesús es el Señor de todo y rico para con todos los que invocan Su nombre. Al invocar el nombre del Señor podemos experimentar continuamente lo rico que Él es. Al igual que con nuestra respiración física, invocar es la manera de experimentar a nuestro rico Dios en cada situación y en cada lugar.

Puedes leer más sobre invocar el nombre del Señor en el capítulo titulado “Invocar el nombre del Señor” en Elementos básicos de la vida cristiana, tomo 1. Solicita tu ejemplar gratuito.

*Todas las citas son propiedad de Living Stream Ministry. Los versículos fueron tomados de "La Santa Biblia Versión Recobro".


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