La Biblia no es sólo un libro de doctrinas y mandamientos. Necesitamos tener un contacto vivo con la Palabra, encender el Espíritu en ella y así obtener el fuego divino. 

 Dios nos dio Su Palabra como alimento para nutrirnos. Por eso necesitamos conocer el proceso de digestión espiritual y cooperar en él hasta que el alimento externo llegue a ser nuestra constitución interna.
 

La creación del universo, Su obra a lo largo de las eras, nuestra salvación y progreso espiritual; más aún, nuestra preparación como parte de la novia, dependen enteramente de Su hablar.